Con una inversión superior a los 150 mil millones de pesos, el Tren Maya se perfila como el proyecto de infraestructura más importante del actual sexenio en México. Esta red ferroviaria de 1,500 kilómetros recorrerá el sureste mexicano para potenciar la economía y el turismo en la región.
Pero más allá del monto mismo de la inversión inicial, surge la interrogante: ¿qué tan redituable será el Tren Maya? Es decir, ¿cuáles son los principales beneficios económicos que se espera genere una vez que entre en operación?
Incremento del turismo nacional e internacional
Uno de los objetivos centrales del tren es impulsar de manera exponencial el turismo hacia el sureste, con todo lo que esto implica de derrama de divisas:
Solamente en 2023 se espera que el tren transporte a 3 millones de turistas nacionales e internacionales dentro de la región.
Tan solo con el incremento estimado, el gasto turístico anual se expandiría en más de 15 mil millones de pesos.
Como señaló el subsecretario de Turismo, "el Tren Maya será un imán de inversiones hoteleras".
Expansión de centros turísticos
Vinculado al punto anterior, el proyecto detonará la creación y ampliación de centros de desarrollo turístico a lo largo de la península:
Por ejemplo, se construirán desde cero polos en Palenque, Escárcega o Izamal, los cuales atraerán inversiones privadas por miles de millones de pesos.
Asimismo, se repotenciarán destinos estancados como Chichén Itzá o Calakmul.
Facilitación del transporte de carga
Más allá de pasajeros, el tren permitirá un traslado de mercancías mucho más eficiente para abastecer la región:
Los estados del sureste sufren actualmente de caminos limitados y carreteras en mal estado para comunicarse con el centro de país.
El transporte rápido y barato de insumos impulsará a los sectores productivos locales.
En síntesis, si bien la construcción del Tren Maya implica una monumental erogación de recursos públicos, se espera con toda razón que los beneficios económicos derivados una vez en operación sean varias veces superiores gracias al turismo, inversiones y comercio facilitados por esta moderna red ferroviaria.
Los próximos años dirán si estas ambiciosas proyecciones y expectativas de derrama se concretan para el sureste mexicano. Pero el potencial está latente.