El tren recorrerá parte de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, entidad que concentra el 60% la actividad turística del sureste según cifras de la SECTUR.
"El Tren Maya permitirá descongestionar los destinos consolidados y distribuir a los visitantes hacia nuevos centros turísticos emergentes".
Playas Riviera Maya - Tulum
El trazo incluye paradas cercanas a las principales playas del corredor Cancún – Playa del Carmen – Tulum, el cual atrae a 70% de los turistas extranjeros que llegan a Quintana Roo por su coral blanco y aguas turquesas, de acuerdo con la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos.
Este importante polo ecoturístico basa su desarrollo en bajo impacto ambiental, gran diversidad de fauna marina y vastos vestigios arqueológicos Mayas como la zona de Tulum y Cobá.
Reto: evitar sobre-turismo
"Debemos evitar caer en excesos que colapsen la experiencia del visitante y mantener el encanto natural de la Riviera Maya".
Región maya del Puuc
Otra parada estratégica del tren será en la región Puuc ubicada entre los estados de Campeche y Yucatán, famosa por sus coloridos asentamientos Mayas y gran riqueza natural, dominada por exuberante selva mediana.
“Santa Elena se convertirá en el corazón turístico del Puuc, donde convergerán visitantes para conectarse con nuestro esplendor arqueológico y hermosos paisajes”.
Los cinco Pueblos Mágicos de Chiapas
En el extremo sur, los viajeros podrán adentrarse a los rincones más auténticos del estado de Chiapas, incluyendo sus cinco Pueblos Mágicos: Comitán, Chiapa de Corzo, Palenque, San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez.
Estos destinos resguardan el singular legado del pueblo Maya, así como majestuosos paisajes montañosos y áreas naturales protegidas con alta biodiversidad.
“El tren fortalecerá la conectividad entre los principales centros turísticos de Chiapas, diversificando la oferta de productos sustentables”.
Queda claro que el Tren Maya representa una gran oportunidad para coordinar la promoción turística del sureste mexicano y distribuir los flujos de viajeros más allá de los destinos consolidados.
Sin embargo, las autoridades y el sector privado enfrentan el reto de maximizar los beneficios económicos del proyecto, sin comprometer los tesoros culturales y ambientales que constituyen el principal activo de la regiñon.