Una de las principales preocupaciones sobre el Tren Maya es su impacto potencial en majestuosas zonas arqueológicas y ecosistemas frágiles como selvas, humedales y cenotes. Analicemos algunas medidas planificadas para garantizar la protección ambiental y el respeto al legado cultural maya.
El megaproyecto ferroviario del presidente López Obrador recorrerá más de mil 500 kilómetros, conectando las playas de Cancún con Palenque. Inevitablemente alterará paisajes y comunidades rurales a su paso.
Pero también presenta oportunidades para concientizar sobre la riqueza eco-arqueológica del sureste mexicano si se implementan medidas responsables. Es clave evitar daños irreversibles al patrimonio natural y ancestral maya ligado al tren.
Conservación de la selva y sus especies
Gran parte del trazo intersecta la península de Yucatán, corazón de la selva maya, un área de enorme biodiversidad con flora y fauna en peligro de extinción.
Por ello, se trazaron vías especiales elevadas para no bloquear el libre tránsito de animales. Asimismo, se reforestarán zonas aledañas para compensar árboles talados durante la construcción.
Estas y otras iniciativas buscan que el Tren Maya no fragilice frágiles manglares, pantanos y reservas forestales por donde circula.
Respeto a comunidades y sitios arqueológicos
Asimismo, se coordinarán acciones con INAH y comunidades indígenas para ampliar áreas de amortiguamiento alrededor de sitios arqueológicos en Calakmul o Palenque, mitigando ruidos molestos y protegiendo zonas ceremoniales ancestrales.
“Queremos que el legado cultural de los mayas conviva en armonía con esta moderna locomotora turística” afirmó un directivo de Fonatur.
Los operadores del tren también capacitarán a su personal para sensibilizar sobre la importancia de preservar el entorno natural y respetar tradiciones locales.
La ingeniería del Tren Maya intenta potenciar la conectividad de la región minimizando la intervención en ecosistemas clave y el patrimonio cultural maya. Estas estrategias para concientizar sobre conservación ambiental y protección del legado arqueológico serán determinantes para lograr un turismo sostenible.