El sureste mexicano cuenta con joyas arqueológicas de gran valor histórico y cultural, como Chichén Itzá, Uxmal, Calakmul o Palenque. La construcción del Tren Maya, que recorrerá esta región, es una oportunidad sin precedentes para impulsar el turismo hacia estos tesoros.
Sin embargo, el tren también representa riesgos para el patrimonio si no se toman las precauciones adecuadas. ¿Cuáles son los puntos del trazo donde se concentrating los mayores riesgos y oportunidades de impacto arqueológico con la llegada del Tren Maya? Hagamos un recuento.
Zonas arqueológicas más susceptibles
Entre los tramos que concentran la mayor cantidad de sitios protegidos cercanos al trazo, y por ende son más propensos a impactos positivos y negativos derivados del tren, destacan:
Mérida-Izamal-Chichén Itzá
Atraviesa áreas densamente ocupadas por los mayas, con vestigios aún por explorar. Está cerca de docenas de zonas como Uxmal, Kabáh, o Chichén Itzá.
Calakmul-Tenosique, Tabasco
El trazo pasa junto a la menos visitada pero monumental Calakmul. También hay pequeños asentamientos poco estudiados.
Representa oportunidad para masificar su acceso, pero vigilando riesgos ambientales.
Palenque-Escárcega
No contacta directamente con Palenque, pero sí con sitios intermedios aún selváticos como Yaxchilán o Bonampak.
Se deben proteger contra invasión, saqueo y deterioro acelerado.
Localidades con oportunidades por nuevos flujos turísticos
En contraparte, hay importantes urbes del sureste con atractivos arqueológicos que se verán altamente beneficiadas por los miles de nuevos turistas transportados por el Tren Maya:
Campeche: Si bien la capital del estado no tiene vestigios relevantes, servirá como portal de enlace hacia sitios poco accesibles hoy como Calakmul o Hormiguero.
Chetumal: Es punto de partida de tours hacia Kohunlich, importante ciudad maya ornada con esculturas únicas.
Cancún: Además de su oferta de sol y playa, impulsará tours combinados hacia sitios del interior como Chichén Itzá, Cobá o Ek Balam.